Once bolsillos de Leopold Bloom van a aparecer reiteradamente a lo largo de Ulises. Son los bolsillos de sus pantalones, de su chaqueta, de su chaleco. Marion Tweedy, más conocida como Molly Bloom, duplica esta cifra, significando así los innumerables pliegues de la mentira masculina.
Sergio Larriera
Más que escribir, inscribo. No me resulta inevitable transmitir sentidos con adecuadas palabras, o destrozar las palabras hasta migajas de sentido. A todo eso lo considero del orden de la significación. Pero el sentido, el verdadero sentido, eso que sin saberlo llaman el sentido de la vida, es inscribir, es dar rienda suelta a las íntimas marcas y escracharlas contra el mundo.
Pasión inscriptora que se inicia varias especies de homínidos atrás: rayar la tierra con un palo, manchar la roca con sangre. No hay última palabra en el origen, hay marca primera, hay una primera vez en que infinidad de estímulos se hicieron marca. Marcar es la acción común de los seres humanos. También en el resto de los animales, pero estos sin hacerse preguntas. Porque la marca es una respuesta ante la pasión por preguntar. La marca es una respuesta inscripta en nuestro cuerpo antes de que nos lleguen las palabras para formular la pregunta.
Inscribir trazos, formas, sonidos, letras, manchas en el mundo producirá palabras, infinitud de palabras porque somos charlatanes, cultores de preguntas y respuestas. La respuesta que está inscripta en mí la ignoro. Sólo puedo responder con un acto: la inscripción expuesta. Como miembro de la especie parlante, espero y solicito, con la inscripción de lo que desconozco, las palabras que lo signifiquen. Busco sentido. Pero sólo encontraré significación. Palabras. Actos sostenidos por palabras.
Sergio Larriera
